martes, 29 de diciembre de 2009

Un Regalo para Ana

UN REGALO PARA ANA

Esa tarde Ana no trabajaba, había quedado con su hermana Laura para tomar café e ir de compras. Cuando salía del trabajo ya en la calle recibe una llamada al móvil, es su Amo, Buenas tarde mi Amo contesta ella, sin apenas darle tiempo a contestar, El le dice, coge un taxi y vente ahora mismo, estoy esperándote. Ana se queda sorprendida y antes de que pueda decir algo más la conversación queda interrumpida.
Ana sin tiempo que perder acata la orden y se dirige a la parada de taxis más próxima, en diez minutos esta en el lugar indicado, la puerta se encuentra entre abierta. Hola perrita es lo primero que oye tras la puerta, Su Amo la está llamando perrita eso a ella le encanta, Pasa y cierra la puerta, Ana entra y cierra la puerta, se dirige al salón, cuando desde la habitación donde estuvo la vez anterior escucha a su Amo, aquí, en la habitación que ya conoces, ven aquí, ella sin mediar palabra se dirige hacia la habitación deseosa de ver a su Amo, allí estaba El, junto a una mesa situada al lado del gran espejo había unas cuerdas y una vara, una vara fina con sus nudos naturales que le llamo la atención. Te gusta la vara, la has probado alguna vez, hoy puede ser tuya, le contesto El. Ven aquí, acércate y ve desnudándote, la ropa la puedes poner en esa silla del rincón, Ana se va despojando de sus ropas y las va colocando en la silla que El le ha indicado, una vez que ha terminado El, la toma de la mano y la acerca al centro de la habitación. Hoy vas a probar algo nuevo y si lo mereces obtendrás un regalo. El coge la cuerda que tiene encima de la mesa, la extiende y la dobla por el medio, la va poniendo alrededor de la cintura de Ana desde la doblez que la queda en su espalda, pasando el resto de la cuerda por la misma doblez, la tensa y le pregunta, te aprieta, ella contesta, no Mi Amo, no me aprieta, entonces El la tensa un poco mas y la desliza por entre sus nalgas hasta llegar a su pubis no sin antes introducirla en su sexo separando sus labios y quedándolos aprisionados contra sus piernas, separando las cuerdas y llevándolas por sus ingles, las cruza en su espalda volviendo hacia adelante y pasando por debajo de sus axilas, continua con ellas cruzándolas nuevamente de tras de su cuello y dejándolas caer entre sus pecho, se dirige a Ella, sujeta esta cuerda con fuerza y procura que no se destense, le entrega una de las cuerdas mientras El con la otra, la pasa por entre los pechos y comienza a rodear uno de ellos, a la vez que sujeta el pecho va apretándolo con la cuerda, rodeándolo con fuerza para que no tenga la oportunidad de escaparse, quedando casi estrangulado, cuando terminan pasa la cuerda por detrás del tramo que va desde la espalda hacia el cuello y pasando nuevamente por entre los pechos lo lleva y anuda a la cintura, a continuación hace lo mismo con el otro pecho, Ana no deja de mirar su figura reflejada en el espejo y a pesar de la presión que ejercen las cuerdas ella se siente muy a gusto. Estas bonita con las cuerda, te sientan bien, le comenta El, se agacha hacia sus pies y le sujeta los tobillos con la misma barra y tobilleras que huso en el anterior encuentro, todo su sexo quedaba abierto, los labios que habían quedado sujetos a las piernas a propósito con las cuerdas hacían que se pudiera observar toda su cavidad, en las muñecas le puso también las mismas muñequeras solo que esta vez unió los dos brazos y subiéndolos por encima de la cabeza los sujeto a una cadena que colgaba del techo, al tensarle los brazos, Ana sintió como sus pechos, su vagina y todo su cuerpo se tensaba aun mas, las cuerdas se iban marcando en su piel como si empezaran a formar parte de ella. El la dejo sola unos minutos en la habitación, por el chasquido que escucho y el olor que podía percibir, sabía que su Amo estaba tras ese gran espejo fumándose un cigarrillo, observándola, mirando a su perra. Ana se sentía orgullosa de poder estar ahí entregando todo su cuerpo a su dueño, se sentía segura y gozaba con ello. Transcurrido unos minutos, El volvió a la habitación, llevaba un la mano un pañuelo negro, se acerco a Ana por detrás y comenzó a recorrer todo su cuerpo con sus manos parando en sus pechos, en su sexo, para llegar hasta su boca y darle a probar sus primeros jugos de la tarde, cogió el pañuelo y después de haber secado esos primeros jugos le cubrió los ojos cohibiéndola de ver lo que aun estaba por pasar. El se acerca a la mesa donde aun descansa a espera de ser utilizada la vara que Ana vio al entrar, El coge la vara y comienza a cimbrearla alrededor de ella. Ana empieza a estremecerse, siente como la vara va agitando el aire que la separa de esta, desconoce sus efectos, aun no había probado los resultados pero sabía que estaba segura en manos de su Amo. El espacio entra la vara y su cuerpo se iba reduciendo, sentía cada vez más cerca aquello que desconocía, de repente El para delante de ella a la altura de sus pechos, sus pezones se erizan ante esta nueva sensación, cuando siente como si uno de sus pezones se abriera, la vara acababa de golpear en uno de sus pezones, Ana se intenta zafar de un segundo golpe pero sabe que no es posible, de su boca y consciente de saber que no debe gritar, no puede evitar que salga un gran alarido, sabe que va ha ser castigada por ello, en efecto, es ahora el otro pezón el que recibe los sucesivos golpes, tras una serie de tres o cuatro golpes, la vara se va desplazando por su abdomen, los golpes aunque aparentemente son mas débiles son mas repetitivos, continúan hacia abajo hasta llegar al pubis donde después de haber coloreado todo su recorrido, repentinamente para no sin dejar de oír cimbrear la vara que continua por todo su alrededor. Tras unos instantes de un silencio amenazante, con un golpe seco y enérgico, son mis glúteos los que reciben las caricias de la vara hundiéndose hasta desaparecer en la superficie de mi piel para descansar en ella y volver a despegar de ella y volver de nuevo a sumergirse dentro de mi piel, tras una serie de tres golpes en cada nalga, son las manos de Mi Amo las que recorren las marcas de mi piel, sus marcas, sus manos recorren mis nalgas, mis pechos, sus dedos tornean mis pezones retorciéndolos y estirándolos como si se tratara de una mera prolongación de mi cuerpo, tras un pequeño descanso a base de caricias, la vara comienza a zigzaguear entre mis piernas, marcando el interior de mis muslos de un tono rojizo, la vara se va aproximando a mi sexo y los golpes alternos en mis muslos son mas rápidos y repetitivos, al llegar a mi coño totalmente humedecido la vara se va desplazando de un lado a otro, de adelante hacia atrás, hundiéndose en todo mi sexo, lo que sentí cuando la vara se alejaba de mi sexo para hundirse de nuevo de un golpe seco y durante dos veces era indescriptible aquello fue como si entrara hasta lo más hondo de mi vagina desgarrándome todo mi interior, la forma de retorcerme, creo que a mi Amo le demostró todo lo que podía darle, su mano precedió a esa sensación calmando todo mi dolor y convirtiéndolo en placer, su mano se hundía en todo mi sexo, estaba a punto de explotar, El retiro su mano, la introdujo en mi boca, no podía dar crédito a ese sabor de placer, Mi Amo, me voy a correr, no puedo aguatar mas, siento que voy a explotar, no pude reprimir hacerle ese comentario, El cogió un consolador que tenía en la mesa y tras introducírmelo suavemente hasta casi desaparecer dentro de mí, lo saco enérgicamente y volvió a embestirme de nuevo, tan solo bastaron dos embestidas mas para que Yo reventara en una explosión que jamás hubiera podido imaginar mis jugos y fluidos corrían por mis piernas, por su mano como si se tratara de una fuente llena de energía, después de unos minutos y cuando las piernas me dejaron de temblar, Mi Amo comenzó a despojarme de todas las ataduras, despacio, muy despacio con una suavidad, que cada nudo que deshacía me hacia desear que hubiera otro más detrás. Cuando termino y con el mismo cuidado me descolgó de la cadena que me sujetaba, me cogió en brazos y con mi cabeza apoyada en su hombro me llevo al salón, se sentó en su sillón, yo seguía en su regazo, El acariciaba todo mi cuerpo, empezó a aplicarme una crema mientras comentaba, hoy has conseguido algo que hace unos meses creía que no superarías, estoy orgulloso de Ti, tu regalo es la Vara que hoy hemos utilizado. Yo le respondí, con su permiso, Mi Amo, Mi dolor, es Su placer, y Su placer, es Mi placer, mi cuerpo es suyo y Usted dispone cuando y como quiera de el.

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